La obra, Me perdí de mí, aborda la crisis contemporánea de la identidad y
hace una reflexión sobre las implicaciones que esta problemática trae a los
sujetos y sus construcciones identitarias. A partir de la exposición y la puesta
en escena de la vida real de tres intérpretes, sus emociones, contradicciones,
vivencias, etc, se muestra como las constantes negociaciones identitarias que
realizan los sujetos contribuyen a la formación de un abanico identitario
múltiple y plural que lejos de ser un problema puede ser entendido en términos
positivos. La obra propone un diálogo compuesto de palabra y movimiento
improvisado que entrelaza escenas de situaciones íntimas con momentos satíricos
y cómicos de mayor despliegue espacial y dancístico. La obra propone hacer una
reflexión teórica sobre la identidad utilizando para ello el lenguaje la danza.
La forma de poner en escena la identidad es absolutamente literal en cuanto a
los personas/personajes, el aporte a la temática es estético y conceptual.